Tron Legacy, o cómo hacer un videoclip de 120 minutos.

Era muy arriesgado por parte de Disney centrar la mayor parte de su campaña navideña en un proyecto como Tron Legacy, y al final las cosas han salido como se preveía las semanas previas a su estreno...una decepción (que no fracaso).

Era arriesgado porque no era una maniobra fácil hacer llegar a todo tipo de públicos una película envuelta en una estética tremendamente novedosa y arriesgada, y más aún cuando esta es la protagonista absoluta de la película. Ni Jeff Bridges, ni Garrett Hedlund ni Olivia Wilde, los verdaderos protagonistas de Tron Legacy son los neones, las motos y las poses de los protagonistas ante la cámara.

Y la verdad es que es espectacular, Joseph Kosinski da en el clavo con sus composiciones de luz, acción y camara lenta, formando escenas que hipnotizan y exprimen muy bien las posibilidades que ofrece el mundo electrónico en el que se desarrolla la mayor parte del metraje.
El 3D pasa casi totalmente desapercibido. Cumple, pero no es ninguna maravilla (la película con el mejor 3D que he visto hasta la fecha es sin duda Step Up 3, eso sí es buen uso de las 3D). Nada más que decir sobre el.

Los problemas gordos llegan a la hora de hablar del guión de la cinta, que tiene algún que otro alcance, pero que a partir de la segunda mitad de la película transmite una dejadez preocupante, que echa por tierra la interesante ambientación que se consigue durante los primeros 30 minutos dentro del sistema.

Pero sobre todo el lastre que impide a la cinta terminar de despegar son los diálogos de los personajes. Sabía que la historia iba a ceder más terreno de lo normal al espectáculo, pero que el 90% de los diálogos hagan parecer a los personajes maniquíes hablando mientras posan es demasiado para poder pasarlo por alto. Lo peor de toda la película sin duda alguna.
En resumen, Tron Legacy es un espectaculo impresionante, pero más cercano al que proporciona un buen videoclip de la MTV que a lo que nos puede aportar una buena película de cine.
De todas formas, solo por la orgía visual que supone recomendaría darle una oportunidad.