sábado, 24 de septiembre de 2011

San Sebastián, día 8: jornada en blanco y negro


La última jornada con películas a competición en San Sebastián fue claramente en blanco y negro, principalmente porque dos de los filmes que se pudieron ver prescinden del color para contar su historia, y segundo porque las obras visionadas se polarizaron entre el amor y el odio.

En el ladro del negro: Adikos Kosmos, la película griega de Filippos Tsitos que ha batido mi record personal de mayor número de veces mirada la hora en una proyección. Lo que comienza como una historia de humor negro sobre un policía con un peluciar sentido de lo justo y lo injusto se transforma en una película llena de silencios (interminables) y de diálogos delirantes en los que se repiten las mismas frases una y otra vez. La trama a partir del minuto 20 deja de avanzar, y la siguiente hora y media son de mera observación. Un petardo, sinceramente.

Y si de diálogos imposibles hablamos tenemos que nombrar la última película en competición, Las Razones del Corazón, de Arturo Ripstein (poseedor de dos Conchas de Oro), un larguíiiiiiiisimo filme en blanco y negro, que basa toda su puesta en escena en complejos planos secuencia dentro de un mismo edificio. Todo un ejercicio de estilo que apreciaría más si no me contara una historia folletinesca, plagada de reacciones extremas, diálogos relamidos y pretendidamente profundos y tan teatral que convierte a The Deep Blue Sea en algo dinámico. No me creo nada de esta historia que ha gustado mucho y se une a la terna de favoritas a ganar mañana el máximo premio. Y cuidado con su actriz que puede robarle la concha a María León.

En la parte claramente positiva: The Artist (sección Perlas de otros festivales), un delicioso filme en blanco y negro que dará que hablar y al que veo en muchas nominaciones en los próximos oscars. Tiene magia, encanto y es todo un homenaje al séptimo arte. Sin diálogos, sólo con banda sonora e intertítulos (excepto en dos brillantes ocasiones), la cinta se sirve de una historia clásica como excusa para mostrar de forma original (para el cine actual) los comienzos del cine. La crítica se rindió en el pase de prensa y se llevó la ovación más grande que he visto esta edición.

Mañana se dará a conocer el palmarés y nada está claro en esta edición que comenzó con mucha fuerza y sin mbargo a concluído su sección oficial con unas cuantas películas más cuestionables que empañan lo que ha sido un buen año de Zinemaldia.

P.D 1: Leo horrorizado que a Frances Mcdormand le ha encantado Happy End una de las obras que menos ha gustado este año, miedo!!

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