Presentar a concurso una película de los hermanos Dardenne (en su haber ya tienen dos Palmas y una Espiga de Oro) es aceptar que la cinta parta de inicio con la etiqueta de favorita. Si además el filme ya ha conseguido el premio especial del jurado de Cannes la cosa es aún más preocupante, sobre todo para sus competidores. Y si para más inri, no decepcionan y traen su, hasta la fecha, película más optimista pero sin renunciar al estilo naturalista que tanto les caracteriza el término favorito se reafirma aún más.
En los corrillos post pase de prensa se comentaba, de forma algo despectiva, que los belgas siempre hacen la misma película; cine social, cámara en mano, largos planos-secuencia..., si todas siguen estando tan bien como Le gamin au velo (que por cierto así se llama esta muy notable obra) que sigan haciendo el mismo filme las veces que quieran. Yo les estaré agradecido.
Y es que no me puedo resistir a ese estilo que esquiva el artificio, a esas interpretaciones tan naturales (por primera vez recurren a una estrella, aunque siendo ésta Cecile de France, poco que temer) en la que destaca el increíble chaval que da vida al protagonista, un chico de 12 años obsesionado con encontrar a un padre que le ha abandonado. De primeras no parece que los Dardenne abandonen sus duras historias de parias sociales, sin embargo la película es luminosa, agradable y siempre con un punto de encanto creado por la química de los dos actores.
También muy bien recibida ha sido In Darkness de Agnieszka Holland, filme que representará a Polonia en los Oscars y que cuenta la crudísima historia de unos judíos que tuvieron que vivir en los conductos de alcantarillado para poder sobrevivir. Dura, alejada de sentimentalismos (los justos), real y muy muy bien fotografiada, con unos juegos de luz entre las oscuras cloacas (y sin embargo seguras) de polonia y la nevada y luminosa (e irónicamente peligrosa) superficie. A pesar de todo esto y de una producción impecable la película no consigue traspasar ese formalismo técnico y emocionarme. Sin llegar a aburrirme nunca me siento realmente involucrado con las historias de esos supervivientes.
También hemos podido ver en pase preferencial de prensa la nueva obra de Zhang Yimou, Under the Hawthorn tree, que se aleja esta vez de sus pelícuas épicas como Hero o La Casa de las dagas voladoras para contaros una historia de amor platónico entre dos jóvenes en plena revolución cultural china. La película siempre se encuentra rozando la ñoñería y a pesar de que en su primera hora me resulta ciertamente tierna la historia de amor, un metraje excesivo, un ritmo lento y una estructura repetitiva consigue que me canse del filme y por el contrario me acabe pareciendo ñoño y de una inocencia un poco facilona. A pesar de ello, el gusto de Yimou por los encuadres casi pictóricos consigue regalar a nuestras retinas escenas de gran belleza. El que no se conforma es porque no quiere.
Y para concluir lanzo una pregunta al aire, cómo es posible que en un pase de prensa alguien coma panchitos o churrucas o yo que se qué era lo que masticaba mi vecino de atrás, eso sin contar los comentarios de su compañera, recién sacada del club del chiste por lo menos... en fin. Seguiremos informando.
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