Partamos de la base de que no he leído Cumbres Borrascosas. Siendo sinceros tampoco he visto las versiones anteriores que se han realizado para el cine. Sin embargo, tengo una cosa muy clara: me gusta, y mucho, el universo que Andrea Arnold ha creado para su adaptación de mítico libro de Emily Bronte.
Tras el pase de prensa he podido escuchar como muchos críticos se han sentido indiginados con esta traslación de la novela a la pantalla. Y sólo lo puedo entender desde el clásico punto de vista de: el libro estaba mejor. Pero esto es cine señores. Y la señorita Arnold tiene un estilo tan propio (qué difícil decir esto en el cine actual) y una personalidad como cineasta tan fuerte que no la importa saltarse las pautas de la novela para ofrecer SU visión.
Y lo hace presentándonos a dos seres torturados y solos envueltos en un mundo repleto de una naturaleza, tan torturada y salvaje como ellos. El uso narrativo que hace Andrea Arnold de la naturaleza es ejemplar, ayudándonos a comprender a los personajes gracias a estas imágenes. Su nervioso estilo, cámara en mano y pegado a los cuerpos de los protagonistas ayudado de una increíble fotografía que sabe captar cada niebla, cada gota de lluvia y cada elemento hacen de estas Cumbres Borrascosas una experiencia estética magnífica. Una experiencia difícil, sí, debido a la gelidez que otorga la directora a un relato ausente de diálogos y banda sonora. (Sin contar la maravillosa canción original de Mumford & Sons para los créditos. Es esta gelidez lo que me impide terminar de emocionarme con el fime. Hubiera necesitado involcurarme más con estos personajes para haber llegado a sentir tanto como ellos. A pesar de ello, creo que junto a la película de los Dardenne, ésta es de momento la mejor película del festival. Y un premio a Andrea Arnold como directora es más que necesario.
Después de esto poco tenía que hacer la argentina Verdades Verdaderas, la vida de Estela (qué título tan horrible), la ópera prima de Nicolás Gil Lavedra que tiene más validez por lo que cuenta que por cómo lo cuenta (cómo ocurría un poco ayer con La Conquete). La historia de todas las abuelas argentinas que no han podido conocer a sus nietos al ser hijos de mujeres asesinadas en manos de militares es un descarnado relato que de la mano de una gran (y desde ya seria candidata a la espiga a la mejor actriz) Susú Pecoraro contará la dura lucha de Estela por encontrar a su nieto. A saltos temporales y con un ritmo irregular el filme avanza gracias a la fuerza de su denuncia, que nos hace olvidarnos de la torpe mezcla de líneas narrativas del filme o de lo prescindible (no aporta nada a la historia) de esas declaraciones de la familia de la protagonista hablando a una cámara de vídeo y que no tiene más función que sensibilizar al personal.
El público respondió muy calurosamente cuando los créditos anunciaban que el filme iba dedicado a todas las víctimas de la dictadura militar en Argentina. Confirmándose que la película tiene más fuerza por lo que denuncia que por su valía artística. (Por cierto las imágenes de personas reales que han conseguido encontrar a su familia al final del filme con tonos pastel y musiquita roza hasta lo cutre).
Como véis día tranquilo, sólo dos filmes. Mañana día fuerte: The Guard, la útima de Guediguian y Circumstance, filme que veo como más que premiable, ya veremos.
P.D 1: El Norte de Castilla ofrece la puntuación de cinco críticos sobre las pelis de Sección Oficial y actualmente el número 1 es para Under the hawthorn tree, está claro que el Yimou más sobrio tiene cogido el pulso a la prensa especializada (que no a mí), seguida por poco de Monsieur Lazhar, quedando tercera Le Gamin au veló.
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