miércoles, 27 de octubre de 2010

Cyrus: Agridulce comedia independiente


Hay actrices que con el paso de los años han logrado una sólida carrera plagada de grandes actuaciones y que han conseguido mantenerse en el mundo de la interpretación pasados los 40. Diane Lane, Michele Pfeiffer.... el caso de Marisa Tomei se podría incluir en este selecto grupo, aunque habría que señalar como un rumor (dicen que el Oscar que logró por Mi primo Vinny fue un error cometido por la borrachera que llevaba encima Jack Palance) estuvo a punto de hundir su incipiente carrera.

Desde que repitió nominación por En la habitación Tomei ha conseguido un gran número de papeles importantes en los que nos ha vuelto a dejar con la boca abierta, especialmente en El Luchador. Cyrus no será una de las mejores interpretaciones de Tomei, pero su sola presencia hace que el filme de los hermanos Duplass se ilumine cada vez que aparece. Tanto ella como John C. Reilly y un sorprendente Jonah Hill son los grandes artífices del innegable encanto que tiene una comedia como ésta.

Si bien Cyrus no es una comedia al uso (es bastante agridulce) dejará en el espectador una sonrisa y unas cuantas risas cuando salga de la proyección al tratar un tema algo peliagudo como las relaciones de dependencia entre familiares, unas relaciones vampíricas que aunque muchas veces consentidas destruyen toda posibilidad de mantener una vida social.

Sorprende lo sutil y bien descrita que encontramos esta situación entre los personajes de Tomei y Hill, que compone un "villano" al que consigue que cojamos cariño aunque se empeñe en hacer la vida imposible al protagonista.

Por desgracia la película nunca consigue elevarse por encima de ese toque de comedia independiente y se queda en una propuesta agradable, bien escrita y con grandes interpretaciones lastrada por una estética errónea (¿por qué esos constantes zooms en plan documental?) y un final que por condescendiente resulta inverosímil.


No hay comentarios:

Publicar un comentario